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Identidad y Tradición

ORANIA: POR LA AUTODETERMINACIÓN AFRIKANER.

ORANIA: POR LA AUTODETERMINACIÓN AFRIKANER.

Por Enrique Ravello.

Presentado de forma insistente como un maniqueo problema de “negros” buenos contra “blancos” malos y acompañado de conciertos en homenaje a exterroristas convertidos en presidentes, merchandaising para jóvenes europeos etnomasoquistas, el problema sudafricano ha pasado a la sección de “olvidos” de los grandes periódicos occidentales por la dificultad de explicar desde una óptica políticamente correcta, el caótico momento actual.

 

 

Su auténtica realidad es totalmente ignorada por la población europea. La estupidez con que es tratado el tema queda reflejada en esta cita del libro escrito por el periodista Alfonso Rojo, obra de obligada lectura para todo el que quiera formarse una idea de la realidad sudafricana más allá de ñoñerías y prejuicios simplistas: “Un acendrado hábito de los intelectuales europeos ha sido considerar que la raza sólo es relevante a los ojos de los xenófobos furibundos. Sudáfrica era un país a la deriva, poblado por caricaturescos villanos blancos y víctimas negras. El conflicto era esencialmente político y una vez eliminado el corsé del apartheid, la convivencia amistosa y la armonía racial estaban garantizadas. Los perros, las pistolas y las alambradas (de los blancos) eran la “reacción histérica” de una clase social, que presentía el fin de sus enormes privilegios. Los autores de estos optimistas análisis no habían tenido nunca la oportunidad de visitar un twonship (negro) en días de furia. De haberlo hecho, por el nimio detalle de haber nacido con la piel blanca, hubieran sido asesinados” (1)

Imposible de reducir a una dialéctica racista y primaria la realidad del, o de los conflictos, es mucho más polimorfa y compleja, para empezar tenemos que definir una serie de términos sin cuyo conocimiento es imposible saber de qué estamos hablando:

 

¿Quién es quién?

- Bóers: del holandés boer = granjero. Población blanca de origen mayoritariamente holandés, alemán y hugonote que constituye la primera oleada de habitantes llegada de Europa al África austral. Los hugonotes son los descendientes de las familias nobles francesas de confesión protestante que, después de la revocación del Edicto de Nantes en 1685 se vieron obligados a abandonar Francia, algunos lo hicieron en Ámsterdam desde donde se les propuso emigrar a El Cabo con la condición de prestar juramento de fidelidad a los Países Bajos algo que hicieron sin ningún problema; su peso en la formación de la conciencia afrikaner fue muy importante. A ellos se debe el cultivo del vino en este país. También un importante número de familias de origen polaco forman parte del pueblo bóer.

Pueblo tradicional, precapitalistas y antimercantilista, fueron víctimas del Imperialismo británico (también éste “blanco”).

- Británicos: También llamados britons y uitlanders (extranjeros) por los afrikaners. Los primeros en llegar fueron las compañías comerciales con intereses en la explotación del oro y demás minerales recién descubiertos en la zona. Lucharon cruelmente contra los bóers. Posteriormente llegaron nuevas oleadas de británicos no tan ligados a la explotación capitalista. Introdujeron un sistema casi esclavista en las explotaciones mineras y utilizaron en gran número mano de obra xhosa.

Hoy son casi dos millones de personas, y la parte más rica de la sociedad surafricana.

- Zulúes: Pueblo ancestral del África austral, su lugar de origen está al norte del desierto del Kalahari (es decir fuera de los límites de la actual República Sudafricana). En el XIX se convirtieron en la gran tribu negra de la zona y se expandieron por todos los territorios vecinos, durante esta época se enfrentaron bélicamente a británicos y afrikaners.

Como pueblo tradicional y conservador también exigen su derecho a la autodeterminación, para poder regirse con sus leyes ancestrales. Están agrupados mayoritariamente en el partido político Inkhata, que dirige el príncipe Buthelezhi.

Recientemente han empezado a colaborar con los bóers en varios aspectos. Sus enemigos acérrimos son la tribu también negra de los xhosas, agrupados en el CNA de Mandela, los enfrentamientos mutuos suelen acabar en ríos de sangre.

- Xhosas: tribu bantú del centro de África, llegaron en torno al siglo XVII al este de la actual Sudáfrica. Su llegada en masa al país se debe en un primer momento al uso que de ellos hacían los británicos como mano de obra barata, y luego voluntariamente buscando en Sudáfrica una salida a la brutal pobreza de las naciones negras originarias.

La prensa occidental tiene la tentación de presentarlos como los “negros nativos con derecho a la tierra en la que viven hace milenios…”, lo que constituye una gran falsedad. Durante mucho tiempo su organismo político el Congreso Nacional Africano (CNA), y su brazo armado, Umkhonto we Sizwe, asesinó sin muchos miramientos a granjeros blancos pero especialmente a zulúes. También la lista de atrocidades del CNA también incluye a muchos xhosas, el caso más conocido es el protagonizado por Winnie Mandela, nominada a premio Nobel de la Paz, y durante mucho tiempo “Mamá Mandela” para la prensa bienpensante occidental, quien fue juzgada y sentenciada a 6 años de cárcel por participar personalmente en el asesinato a golpes y puñaladas de un joven negro de Soweto al que pretendían arrancarle la confesión de mantener relaciones homosexuales con un pastor metodista blanco. Esto unido a la sospecha de que su matrimonio con Nelson (75) fue para ella (57) un simple trampolín a la fama, lo que parece confirmarse por su relación extra conyugal con un joven abogado (30) llamado, Daluxolo Mpofu, ha provocado que “Mamá Mandela” haya desaparecido de la lista, eso sí sin ruidos ni estridencias, de los mitos con los que se bombardea y paraliza mentalmente a la juventud europea.

El CNA estuvo financiado desde Moscú. Otro aparato político-terrorista xhosa, el Congreso Panafricano (CPA) lo era desde China, los encontronazos entre el CNA y el CPA solían acabar con varios “camaradas” de uno y otro lado sometidos al ritual del ‘necklace’ es decir introducir a alguien en un neumático, rociarlo con gasolina y quemarlo vivo. Un tercer grupo típicamente xhosa fue la Organización del Pueblo de Azania (AZAPO) que proponía la instauración del un régimen “popular, comunista y racista negro”, abogaban cambiar el nombre del país por el de Azania, en un intento de “recuperar” la negritud de Sudáfrica, -el nombre también fue usado temporalmente por el CNA y el CPA-, lo triste es que Azania es simplemente el nombre árabe de la costa de Zanzíbar, no pudiendo encontrar nada más propio de la “negritud” tuvieron que conformarse con éste. Durante el proceso de democratización actual se exigió a los xhosas que abandonasen el nombre de Azania, para quedar como definitivo el del República Sudafricana, así como también debieron renunciar a la bandera que proponía el CNA negra, verde y amarilla, la definitiva salió de un diseño particular en el que se combinaban esos colores con los de la bandera oficial hasta al fin del apartheid: naranja, blanco y azul celeste.

- Hotentotes: una tribu de bosquimanos que serían los primeros habitantes de Sudáfrica, de piel color cobre, técnicamente pertenecen a la raza amarilla, desaparecieron prácticamente como grupo racial a principios del siglo XVIII diezmados por el virus de la viruela traídos por los europeos. Hoy sólo quedan unos pocos bosquimanos en las zona fronteriza entre Botswana (en el desierto del Kalahari, de donde el gobierno les está intentando desalojar), Namibia y Sudáfrica, algunos se establecieron en Ciudad del Cabo, que dieron origen a la comunidad mestiza local (los coloured).

- Otras comunidades: judía y la india, fue esta última la que curiosamente, a principios del siglo pasado, puso las bases de la resistencia negra, tanto teórica como tácticamente, no hay que olvidar que Gandhi residió en Sudáfrica durante unos cuantos años.

 

El nacimiento de una nación.

Los primeros afrikaner llegaron al África austral antes de que los primeros colonos blancos llegasen a lo que después serían los Estados Unidos, con lo que cualquier tipo de paralelismo con el colonialismo europeo del siglo XIX es simplemente ridículo. En el caso sudafricano, ni los blancos son “colonos”, ni los negros son “nativos”.

Sin pretender dar un repaso a la génesis de la República Sudafricana (para lo que recomendamos la obra anteriormente citada), sí queremos resaltar algunos hechos clave que nos permitan comprender la evolución de los acontecimientos y la difícil situación actual. El primer europeo que puso sus pies en el sur del continente africano fue el portugués Bartolomé Díaz en la lejana fecha de 1488, constituyendo allí un simple enclave comercial en la ruta hacia Goa y la India, pero en 1647 un barco perteneciente a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales naufragó frente al Cabo, fueron rescatados por otro buque de su misma nacionalidad, y al regresar a Ámsterdam empezaron a contar lo que allí habían visto, lo que movió a Jan van Roebeeck y un nutrido grupo de colonos calvinistas holandeses a emigrar e instalarse en la zona, fue el nacimiento del pueblo bóer. Durante todo el XVIII los bóers inician su expansión hacia el interior del país librando feroces guerras contra las tribus negras, bantúes y zulúes que se inmersos también en un periodo expansivo hacia el sur, si bien es a principios del XIX cuando los bóers, presionados por la presencia británica en la zona costera que por esos años empezó a ser numerosa, comienzan el mítico Gran Trek, o la gran aventura de colonización del interior del país.

El imperialismo británico, sólo interesado en la extracción de materias primas y el tráfico de esclavos se hace fuerte en el litoral, dejando a los, para ellos, atrasados y rudos bóers, el interior del país, permitiéndoles proclamar la independencia de Orange y Transvaal. El problema surgió cuando en 1866 se descubre también la existencia de grandes yacimientos de oro en Transvaal, material que para una economía rural, autosuficiente y, por decirlo de algún modo, anticapitalista, como era la bóer no tenía mayor importancia, pero que los mercantilistas británicos no podían dejar perder, la tensión entre ambas comunidades se hizo insoportable por la continua presión inglesa, y se llegó al estallido de la guerra anglo-bóer.

Dos son los acontecimientos que marcan el nacimiento de la nación y del nacionalismo bóer: el triunfal Gran Trek y la guerra anglo-bóer, que además de suponer una derrota demostró una crueldad con la población civil por parte del imperialismo británico hasta esa fecha nunca conocida. Fue durante este conflicto bélico (1899-1902) cuando el ejército británico creó una modalidad de reclusión para soldados, mujeres y niños, que se haría tristemente famosa a lo largo de todo el siglo XX: los campos de concentración, por otra parte ya experimentados durante la Guerra Civil Norteamericana,

Los británicos retuvieron en campos de concentración a 116.572 personas, la mayoría mujeres y niños. Dicha cifra constituía aproximadamente un cuarto de la población bóer. Después de la guerra, las cifras oficiales del gobierno daban por muertos en los campos de concentración del ejército británico a 27.927 personas, de los cuales 26.251 eran mujeres y niños, y más concretamente 22.074 niños por debajo de los 16 años.

La guerra finalizó en 1912 con la creación de la Unión Sudafricana. Los años posteriores permitieron cierta reconciliación entre británicos y afrikaners, cuyas lenguas el inglés y el afrikaans (2) fueron co-oficiales. Si bien hubo fuertes tensiones internas, sobre todo durante las guerras mundiales en las que los británicos impusieron su voluntad luchar junto con los aliados, mientras que los afrikaners, vinculados a Prusia (y luego a Alemania) desde que ésta les ayudó en la guerra anglo-bóer preferían dar apoyo al otro bando. Una institución que resultó determinante para el renacimiento afrikaner fue la Broederbond, fundada en 1918, y constituida como sociedad secreta y la que se accedía después de una ceremonia iniciática, no fue refugio de débiles mentales y aficionados a las estrellas, sino que por el contrario, se nutrió de la elite sudafricana, tanto es así que todos los primeros ministros, dirigentes militares y altos funcionarios salieron de esta Broederbond. Desde ella se diseño el apartheid, pero también fueron sus miembros, no como tales, obviamente, sino desde sus respectivas funciones de dirección social, los que preconizaron un estado solamente para afrikaners, y también estados propios para cada una de las demás etnias, en los que pudieran desarrollarse según sus costumbres y tradiciones, de esta proposición nacieron los famosos bantustanes.

Desde 1983 y ante los cambios que ya se preveían inevitables, el líder de la Broederbond (La Hermandad), Pieter Lange, volvió a incidir con fuerza en la idea de un Volkstaat sólo para afrikaners, proyecto del que se han hecho eco todos los partidos nacionalistas después del final del apartheid.

Durante el siglo XX se consolida la Sudáfrica que conocemos con la instalación del famoso apartheid en 1948, cuyo final coincide con las primeras elecciones libres y la instalación de un régimen democrático aparentemente normal, pero que efectivamente ha llevado a Sudáfrica a una situación prácticamente insostenible, con unos niveles de criminalidad insólitos, convirtiendo a Johannesburgo en una de las ciudades más peligrosas del planeta. Ante este nuevo régimen político, tutelado por los xhosas, los demás grupos han lanzado una fuerte oposición reclamando su propio derecho a la autodeterminación.

La nueva perspectiva del nacionalismo afrikaner.

“Un colono, una bala…” y “¡Matemos a los bóers!”, “¡Matemos a los granjeros!” eran los poco tranquilizadores lemas que se solían oír en los meetings del CNA, hoy en el poder.

La llegada al poder de Mandela, vino inmediatamente seguida de un aumento de la inseguridad, política y también física de la población de origen europeo, también de los xhosas y de la comunidad hindú.

Desde 1945 el poder estaba de forma casi perpetua e institucional en manos del Partido Nacional, aunque ya en 1982 sufrió una importante escisión de sus sectores más derechistas quienes fundaron el Partido Conservador, nada contentos de los gestos aperturistas del Partido Nacional. Poco antes del referéndum sobre el final del apartheid, el Partido Conservador contaba con un apoyo cercano el 40% de la población blanca, sus líderes postularon por un no en dicha consulta pero finalmente se impuso el sí preconizado por el Partido Nacional de De Klerk. Una vez instalado un sistema democrático abierto a toda la población, el Partido Nacional intentó abrirse a todos los sectores de la sociedad: mestizos, hindúes, xhosas, convirtiéndose cada vez más en un partido multirracial, urbano y anglófono, aún así no pudo evitar ser derrotado por el CNA de Mandela en las primeras elecciones y definitivamente pasó a un segundo plano de la vida política. Blancos en el CNA hay muy pocos, algún “briton” y algún “blanco de kippá”, pero más del 90% de la militancia es xhosa (negros)

Acostumbrados a dirigir la nación, los blancos” aceptaron de mal grado pasar a desempeñar un papel secundario, pero más aún los afrikaners que se sintieron desplazados en una Sudáfrica multirracial y mercantilista, y que consideraban al Partido Nacional como un traidor, empezaron a nutrir grupos afrikaners fuertemente nacionalistas. Negros en la oposición, sí los hay y muchos. La práctica totalidad de los zulúes agrupados en su partido Inkhata, enemigo mortal del CNA. La inmensa mayoría de los blancos “britons” y la práctica totalidad de los afrikaners, están también en la oposición.

Todos los nacionalistas afrikaners reclaman su derecho a la autodeterminación y la constitución de un estado propio, como pueblo diferenciado que es. Si bien el emplazamiento, dimensiones y composición de ese futuro estado, al que muchos llaman Orania (3), son todavía objeto de discusión. Los más nostálgicos mantienen que el nuevo estado debe ser simplemente la resurrección de una Unión Sudafricana dirigida por los afrikaners, exceptuando los bantustanes ya libres. El famoso Movimiento de Resistencia Afrikaner (Afrikaanse Weerstandsbeweging AWB) de Terre Blanche (2), habla más propiamente de un estado bóer con los límites que tuvo antes de la guerra con los ingleses, es decir Orange y Transvaal, poblado exclusivamente por bóers, es decir los afrikaners granjeros que han seguido fieles al estilo de vida tradicional, y del que quedarían excluidos los afrikaners “cosmopolitas” de ciudad de El Cabo y los anglosajones. Otro propuesta, es la del Partido Conservador, en la que se reclama un estado para todos los afrikaners, y los angloparlantes eran bienvenidos y tratados como iguales, con el único requisito de aprender el afrikaans.

 

 

(1)- Alfonso Rojo, La tribu blanca, p. 193. Ed. Planeta, Barcelona 1993.

 

2)- Derivación del holandés con una pronunciación muy particular, menos rico en sus formas gramaticales, y que incorporó algunas palabras de los nativos hotentotes, especialmente de los que incorporados al servicio doméstico, estuvieron en estrecho y familiar contacto con afrikaners.

 

(3) Orania es el nombre que ha adoptado un “experimento” de microestado independiente bóer, fundado por el pastor calvinista y profesor de Teología en el Universidad de Petroria, Carel Boshoff

 

(4) Recientemente asesinado por negros

 

 

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