POR LA INDEPENDENCIA DE FLANDES
Por Enrique Ravello.
La independencia de Flandes significará el fracaso del Estado artificial belga, nacido de conversaciones de despacho e intereses extraños. No tener en cuenta la realidad popular histórica y cultural de los pueblos es el camino al enfrentamiento y al fracaso
Flandes será uno de los pueblos de una futura Europa unida y poderosa, basada en criterios etno-biológicos y no en jacobinismos decimonónicos.
Tras la definitiva derrota de Napoleón, las potencias vencedoras se reúnen en el llamado Congreso de Viena (1814-1815) en el que se trazará un nuevo mapa de Europa y se definirá un nuevo sistema político-ideológico (la Santa Alianza), base de la Restauración post-napoleónica.
Uno de los objetivos de la nueva cartografía definida en el Congreso es rodear a Francia de una seria de estados-tapón que contuvieran cualquier nueva posibilidad de expansionismo galo. Es así como se determina el nacimiento de los Países Bajos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), estado artificial que no sólo permanecerá unido hasta 1830, disgregándose, en atención a una de sus múltiples contradicciones internas: la religión. La católica Bélgica se independiza de unos Países Bajos controlados por los protestantes holandeses, pero el nuevo estado recién nacido, aún homogéneo desde el punto de vista religioso incluye dos comunidades muy diferente entre sí: la valona de lengua francesa y la flamenca de lengua neerlandesa.
Detrás del nacimiento de Bélgica estaban los intereses franceses. Sólo la presión internacional evitó que Francia se anexionara todo el territorio belga. El objetivo de París era romper la política de estados-tapón contra el expansionismo francés que se había establecido en el Congreso de Viena por miedo a una nueva política como la realizada por Bonaparte. Todo esto motivaría que en el nuevo estado «mixto», la lengua, la cultura y todo lo relacionado con Francia estuviera por encima de la lengua y la cultura de la mayoría de sus habitantes: el holandés.
El proceso de franconización del país afectó de manera especialmente intensa a su capital. Bruselas, la ciudad más importante de Flandes, ahora convertida en la capital administrativa del nuevo estado, sufrió un proceso de burocratización en el que el francés, protegido por encima de todo en una estado teóricamente bilingüe, se impuso al holandés, primero en la administración, luego en la escolarización y finalmente en la vida pública. Bruselas tiene hoy un estatus especial dentro del estado belga, y no pertenece a ninguna de las dos grandes regiones. Para los flamencos sigue siendo su capital y el símbolo del trato discriminatorio de la administración belga hacia la cultura y lengua neerlandesa.
Las fronteras belgas se verían ampliadas como consecuencia del ignominioso Tratado de Versalles, el encalve de Eupen, arrebatado a la Alemania derrotada en base a los “nuevos principios democráticos” fue anexionado a Bélgica. Una minoría alemana –que hoy constituye el 1% de la población- se sumaba al puzzle, obviamente el grado de adhesión de la comunidad germanoparlante a la melange belga, ha sido siempre bajo.
La lucha por la identidad flamenca.
Sólo diez años después de su nacimiento Bélgica siente los primeros síntomas de divergencias internas, en la década de los 40 del siglo XIX, la mayoría flamenca reivindica que su lengua, el holandés, tenga el mismo rango de oficialidad que el francés. También durante la segunda mitad del XIX el socialismo tendrá una gran repercusión entre las clases populares industrializadas valonas, mientras que en Flandes, fundamentalmente campesino, el catolicismo seguirá siendo la principal ideología de referencia. Así el movimiento flamenco irá creciendo en influencia en las sucesivas décadas. Pero es la Primera Guerra Mundial el detonante de la aparición de un nacionalismo flamenco propiamente dicho. Nacionalismo que incluía desde el independentismo flamenco, hasta los que propugnaban la unión con Holanda en una Gran Neerlandia. El hecho de que las autoridades alemanas dividieran administrativamente el Estado belga en dos zonas monolingües (marzo de 1917) acrecentó la identificación ente nacionalismo flamenco y colaboracionismo pro-alemán. Esta tendencia de proximidad del nacionalismo flamenco hacia Alemania, se mantuvo durante el período de entreguerras (1919-1939), y aún más con la llegada del nacionalsocialismo al poder, es precisamente en estos años y en estas circunstancias cuando se asistimos al nacimiento de un primer Vlaams Blok (Bloque Flamenco) que conseguirá en 1936, un 16% de votos en Flandes y un 15% en 1939. La práctica desmembración de Bélgica durante la ocupación Alemana, provocará una cuasi simbiosis entre el nacionalismo independista flamenco y el colaboracionismo con la Alemania nacionalsocialista, siendo Flandes una de las zonas de Europa que aportó mayor proporción de voluntarios para luchar en el ejército alemán.
La dureza de la depuración post-45 y el la elevada capacidad organizativa entre los flamencos que habían sido partidarios del Eje, hizo que pronto éstos constaran de un extenso tejido asociativo insertado en la sociedad flamenca, incluso con una asociación política propia, la Vlaamse Concentratie (VC), que en una fecha tan temprana como 1949, ya superó los 100.000 votos. Sin duda hay que considerar a esta VC como el precedente del actual Vlaams Belang, partido político que, siendo un ejemplo en la aplicación de lo que venidos llamado «autonomía histórica», todavía mantiene entre sus principios «una incondicional amnistía para los condenados por colaborar con la Alemania nacionalsocialistas después de la SGM. El Vlaams Belang proclama que muchos condenados fueron víctimas de los excesos del sistema judicial belga», según denuncia la prensa oficial belga. En esos años, Karen Dillen fundaría la VMO (Vlaamse Militanten Orde), que se integraría en un nuevo partido el Volksunie (VU), el fracaso de este partido se debió a que en la dirección del mismo se situaron a los militantes menos ideologizados, por temor a que los nombres de personas vinculadas con «colaboracionismo» apareciesen en los primeros puestos de la organización, fue este error el que permitió a los dirigentes de la VU dar un giro liberal y autonomista a la formación y entrar a formar parte de un gobierno de coalición belga, motivando la salida inmediata del mismo de la mayor parte de la militantes y de los cuadros más formados y concienciados. La VU no remontó la situación y se convirtió en un diminuto partido liberal, rebautizado como Nieuw-Vlaamse Alliante.
Vlaams Blok - Vlaams Belang: la vanguardia flamenca.
Los cuadros y militantes que abandonan la VU acusándola de liberal y moderada fundarán el Vlaams Nationale Partij (VNP) de Karen Dillen y el Vlaamse Volkspartij (VVP) que se presentarán juntos a las elecciones de 1978 con el nombre de Vlaams Blok, para esas elecciones se recuperó el viejo lema de entreguerras que pasaría a ser el lema del nuevo VB, Nuestro pueblo primero, y aunque los resultados no fueron buenos (1.8%) supusieron el lento inicio de una nueva andadura.
El Vlaams Blok tenía un programa realmente extremista, con componentes abiertamente racistas, apoyando el régimen de apartheid de sus primos afrikaneers, que el VB, reconocía, junto a los holandeses, pertenecientes a su misma comunidad biocultural. Pronto un nuevo tema iba a convertirse en la principal idea-fuerza del VB, la antiinmigración, asumido como tal en su IV Congreso de (1984) en el que se proclamó la intención de luchar contra «la invasión extranjera». Esta idea-fuerza, acompañada con una progresiva moderación en las formas, que no en el mensaje, pronto empezaría a dar resultados electorales satisfactorios:
sólo en Flandes
Legislativas 1978 1.8%
Legislativas 1981 1.5%
Europeas 1984 1.3%
Legislativas 1985 1.9%
Legislativas 1987 3.0%
Europeas 1989 6.6%
Legislativas 1991 10.4 %
Europeas 1994 12.6 %
Legislativas 1995 12.3 %
Europeas 1999 14.8 %
Legislativas 1999 15.4 %
Legislativas 2003 18.6 %
Europeas 2004 22.3 %
Pero no todo es fácil para el VB durante estos años.
Declarado oficiosamente «partido apestado», el resto de fuerzas políticas belgas crean entorno a él un “cordón sanitario”, que consiste en no pactar en ninguna institución (nacional, regional o municipal) con el VB. Eso significa que sólo una mayoría absoluta puede darle las alcaldías de los varios municipios donde es la fuerza más votada.
Algunos de sus dirigentes tendrán graves problemas con la justicia y los medios por determinadas declaraciones u opiniones. Karen Dillen, presidente del partido, se le acusa haber traducido el libro de Maurice Bardèche Nuremberg or the promise land, donde se pone en cuestión el holocausto. Roeland Raes, vicepresidente, es condenado por revisionismo en acerado con la Ley Negacionista Belga. Para no perjudicar la imagen del partido, abandona sus cargos en el mismo, y desaparece de la dirección del mismo. Hasta su muerte en 2007, Karen Dillen fue considerado un referente por todos los miembros y simpatizantes del VB, su hijo Koenraad Pillen es actualmente eurodiputado por la formación flamenca.
En 2004 el partido es condenado en la Corte de Gante por «incitación al odio y discriminación racial». Algunos de sus estatutos, como el que se refiere a la exclusiva admisión de miembros de raza blanca, son la excusa perfecta que utiliza el sistema judicial belga para prohibir en el que en ese momento es el mayor partido flamenco en intención de voto (aprox. 28%) y en apoyo popular.
Llegados a este momento las opciones son sólo dos: o rectificar las causas que han llevado a la disolución del VB y seguir luchando con éxito en la vía política, o la ilegalización y la clandestinidad. Obviamente se opta por la primera y se realiza una importante campaña propagandística para lanzar al nuevo, Vlaams Belang (Interés Flamenco). A ojos de las autoridades belgas es una simple operación de maquillaje. Para los dirigentes del Vlaams Belang la prohibición del VB «no es el final sino un nuevo comienzo»; el presidente del Vlaams Blok, Frank Vanhecke, escribe el último comunicado del partido tras ser disuelto: «podemos estar legítimamente orgullosos de la lucha política que ha desarrollado el VB. Durante estos años nuestro partido ha sido un precursor. El VB ha sido el primero en poner en cuestión las utopías de las llamadas sociedad multirracial y la política catastrófica y ruinosa en materia de inmigración. El VB ha emprendido la lucha contra la dictadura de lo políticamente correcto. Esta dictadura vive sus últimos espasmos con la condena de nuestro partido… Después de todos estos años, tenemos los electores, los cuadros y los militantes competentes para crear un nuevo Vlaams Blok, Este nuevo Vlaams Blok, que tendrá probablemente un nuevo nombre pero que tendrá el mismo programa y a las mismas personas, deberá llegar a ser más grande y más fuerte que nunca», los pocos días se presentaba oficialmente el Vlaams Belang, del que también Franz Vanhecke será el presidente.
En esta nueva dinámica de moderación se producen las comentadas reuniones de Filip Dewinter con algunos representantes de la comunidad judía de Amberes. Dewinter intenta una jugada a dos bandas: por un lado alejar al VB de cualquier posible nueva acusación de revisionismo o antisemitismo; por otro, intentar sacar votos entre la comunidad judía de Amberes, haciendo gala de su nunca escondida ni disimulada, islamofobia. Estas reuniones y entrevistas de Dewinter tienen más un efecto mediático que real, la mayoría de los judíos reaccionan negativamente y lanzan advertencias a los suyos para no caer en «la trampa de Dewinter», el mismo, Elie Wiesel, premio Nobel de la paz y sobreviviente de Auschwitz, dijo que los judíos no tienen cabida en los partidos xenófobos. «No importa la crisis por la que estemos pasando, ningún judío debería ir a la extrema derecha”, dijo. “Un judío nunca debería ser aliado del racismo porque sabemos de qué se trata». El porcentaje de judíos que termina votó a la candidatura de Dewinter a la alcaldía de Amberes, no llegó al 5%.
Tampoco las autoridades belgas creen que el Vlaams Belang haya cambiado lo suficiente con respeto al anterior Vlaams Blok y usando argucias semi-legales plantean la supresión del financiamiento público del partido, es decir su estrangulamiento económico. “Los partidos del sistema buscan desde hace tiempo el modo de frenar el irresistible ascenso electoral del VB (que ya se ha convertido en el primer partido del país). En 2004, fallaron en su intento. Después de haber hecho votar una serie de leyes sobre medidas, así llamadas, anit-racistas a fin de poder condenar al Vlaams Blok, nuestro partido fue condenado por una Corte de jueces nombrados políticamente. En consecuencia el Vlaams Blok fue disuelto. Este asesinato político se volvió contra los que lo cometieron, pues nuestro partido resurgió de sus cenizas con el nombre de Vlaams Belang, y obtuvo la mejor victoria electoral de su historia en las elecciones regionales flamencas de 2004… La tentativa actual de cortar el financiamiento público del Vlaams Belang es la enésima tentativa desesperada por parar a un partido que ha demostrado que no puede ser batido electoralmente”, ha declarado su senador, Jurgen Ceder.
En la cita electoral de las municipales de septiembre de 2006, el Vlaams Belang logró seguir aumentado de votos, como los vienen haciendo en las catorce últimas citas electores.
El VB siempre ha apostado claramente por la separación de Valonia y la creación de la República de Flandes. 2009 es un año electoralmente importante en esta lucha por la secesión flamenca. El mes de junio se celebrarán las elecciones al parlamento flamenco y las elecciones europeas. En las primeras el VB presentará un programa basado en la independencia, la expulsión de ilegales, el control de la inmigración y la prohibición de construir mezquitas. Para las europeas el cabeza de listas será Frank Vanhecke, al que se le ha pretendido abrir un proceso por «racismo», la segura renovación de su acta de eurodiputado será una victoria para todos los partidarios de la libertad de expresión, aunque el Parlamento europeo, teóricamente tan dispuesto a defender las libertades democráticas, ha amenazado con hacer una «excepción» en el caso de Vanhecke, quien dejó por este motivo la presidencia del partido en 2008 a favor de Bruno Valkeniers un acérrimo defensor de la «Europa de las regiones y de las identidades».
El modelo organizativo del VB responden exactamente con el de un partido implicado en su sociedad y en la comunidad que defiende. Lejos de ser una fría burocracia que aparece solamente en momento de la campaña electoral, el movimiento nacionalista flamenco tiene una tejido estructural amplio, con organizaciones específicas para el combate cultural, la defensa de la lengua, la solidaridad entre los trabajadores o dedicadas al mundo universitario. Entre ellas podemos destacar a Voorpost como vanguardia cultural y al sindicato universitario NSV, el de mayor implantación en la Universidad flamenca.
Flandes y la construcción de Europa.
Para hablar del final de Bélgica y la separación de Flandes, se utiliza comúnmente la palabra «independencia», más por su carga simbólica que por su significado real. El Flandes del siglo XXI no podrá ser independiente y soberano en el sentido decimonónico del término Estado, como tampoco lo son España, Francia o Alemania, que hace mucho dejaron de ser Estado-Nación aunque algunos nostálgicos sigan empleando esta terminología.
Para nosotros, los identitarios el único Estado independiente a defender y a construir es el Estado desde Galway a Vladivostok, instrumento político del gran pueblo europeo –unido por lazos de historia, del cultura y sobre de origen común-.
Si la actual UE marca una proceso de pseudo-unidad continental sin la menor voluntad política, una verdadera construcción europea pasaría ante todo por la difusión de lo poco que queda de las soberanías nacionales en función del futuro Estado europeo.
La defensa de las actuales soberanías nacionales «sólo» tiene sentido por hacerse frente a un organismo supranacional –la UE- de tendencia mundialista y auténticamente anti-europea. La unidad de la burocracia y el gran capital contra y no la unidad de los pueblos de Europa. Sin embargo esa defensa del «pequeño Estado-Nación» debe ser criticada desde el punto de vista conceptual. Situando como primer objetivo político el nacimiento de un futuro Estado europeo, las fórmulas de la Europa de las naciones suponen una parálisis y un freno en el proceso unitario. Como señala Guillaume Faye:
«Los partidarios de la Europa de las Naciones defienden la noción –la misma del “concierto de las naciones” del Congreso de Viena de 1815- de una organización minimalista de Europa, donde las soberanías nacionales quedaría preservadas y donde todo se limitaría a una forma de negociaciones inter-estatales. Europa sería una “entente” entre países totalmente independientes que conservarían su total autonomía monetaria, militar, diplomática, etc. Todo lo más se fundaría sobre un mercado común interior y de aranceles aduaneros exteriores.
Esta visón me parece que se corresponde más al mundo del siglo XIX, y no al del siglo XXI. Enumeremos sin orden de prioridad los argumentos mayores que se oponen a esa Europa de las Naciones:
1) La amplitud de las amenazas de todo orden hace que se hay convertido en imposible para un conjunto geopolítico de menos de 150 millones de habitantes ser independiente y poder desarrollar una eficaz política de potencia. El siglo XXI será dominado por la lógica de los grandes bloques etno-civilizacionales.
2) La Europa de las naciones sería bendecida abiertamente por los Estados Unidos, que intentarán, aún con más fuerza que hoy, dividir para reinar mejor (…)
3) Aún haciendo grandes esfuerzo, Francia por sí misma o otros países del mismo tamaño no pueden pretender pesar en la economía o en la política mundial ni defender eficazmente sus intereses, y todavía menos pretender una independencia o una estrategia tecnológica e industrial propia. Es más, los europeos no tendrán ninguna potencia militar si permanecen desunidos (…): sólo se puede pensar en una ejército común si existe un Estado común con una política de defensa única. La liberación de los europeoas de la OTAN no pasa por menos Europa sino por más Europa.
4) Es ilusorio pensar que, sin ningún marco estructural y por el simple resultado de tratados, los europeos podría llegar a establecer una política común en cualquier materia. Le Concierto de Naciones, doctrina tan querida a los “soberanistas” daría una sinfonía disonante sin jefe de orquesta»
Como señala el pensador galo, el gran obstáculo para la definitiva construcción europea son las reticencias de los actuales Estados en ceder soberanía. Ése será el primer obstáculo a corregir cuando se construya el marco adecuado de unificación continental.
Esa futura Europa no podrá construirse más que con criterios de unidad en los temas esenciales y de subsidiariedad y especificad en las cuestiones que atañan a cada uno de los pueblos que la componen. Su construcción es el primer objetivo de todos los identitarios europeos. La unidad de la «Europa de las etnias» no es lo mismo que la desintegración de Europa en etnias.
Una gran Europa definida por criterios etno-biológicos y territoriales, construida con criterios de armonización y de reconocimiento e la personalidad de todos y cada uno de los pueblos que la componente. Flandes será uno de ellos.
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